Fue uno de los centros administrativos Incas más importantes del Tahuantinsuyo. La violencia terrorista afectó su población y sus monumentos. Ahora se busca revalorizarlo
En el mismo lugar donde ahora se encuentra de pie Modesto Chuchón, el comprometido presidente de la comunidad Villa de los Incas de Vischongo, en Vilcashuamán, pudo haber estado también –alguna vez– el Inca Pachacútec. «Todo esto fue la residencia de descanso». Modesto señala los restos arqueológicos que los Incas construyeron hace 500 años, luego de vencer a los indomables chancas.
Desde aquí el hijo de Wiracocha habría contemplado el quieto y nostálgico paisaje serrano. Frente al torreón de piedra perfectamente pulida permanece el espejo de agua llamado Pomacocha, donde chapotean el pato andino y el zambullidor peruano. Detrás del complejo arquitectónico, un horizonte nebuloso y los cerros amarillentos que deja la cosecha. Por ratos el viento –que sopla con fuerza– arrastra las voces de los campesinos que limpian los caminos. Aquí todavía es posible caminar y estar solo a pesar de ir acompañado.
Vischongo es solo la puerta de entrada al circuito arqueológico que el Instituto Nacional de Cultura (INC) intenta revalorizar con el apoyo de sus habitantes. «El Cusco tendrá su Machu Picchu, pero nosotros tenemos un Ushno», dice Nelson, presidente de la Asociación de Jóvenes, señalando la extraña pirámide que se levanta a unos metros de lo que fue el Templo del Sol.
Los pobladores son los más entusiasmados con el proyecto del INC. «Nosotros limpiamos y protegemos los caminos de acceso al circuito turístico, queremos que en el futuro vengan muchos turistas», dice Modesto. Tiene la esperanza de que este programa les ayude a salir de su arraigada pobreza, a superar el terror.
A Modesto Chuchón la violencia terrorista lo expulsó de su tierra. El conflicto armado se ensañó con él y su gente: mujeres violadas, padres asesinados, hijos desaparecidos. Familias despojadas. Desplazados. Pero ahora todos tratan de reescribir su historia imperial. El retorno de los que se fueron imprime las primeras letras. El terror quedó atrás.
DESORDEN MONUMENTAL
Los kilómetros ofrecen una engañosa distancia en las carreteras andinas. Los aparentes 120 Km que dividen –según el mapa– a Huamanga de Vilcashuamán se recorren en no menos de seis horas, por la misma carretera que lleva al Cusco, atravesando las pampas de Cangallo y la temible abra de Toqto. Durante años fue precisamente la falta de buenas carreteras lo que imposibilitó que esta zona accediera a los circuitos comerciales de Ayacucho.
El corazón de Vilcashuamán luce hoy más poblado y desordenado que en los años 80. Hay calles que de pronto se cortan porque alguna familia decidió ampliar su vivienda y hostales de cinco pisos que desafían al Templo del Sol. Fue durante los años de la violencia que el caos urbano se impuso en el distrito, dice Marlene Mariscot, directora del INC-Ayacucho. Muchas de las viviendas que se construyeron por aquellos años «obstaculizan la monumentalidad de los templos del Sol y La Luna», han escrito los arqueólogos Ismael Pérez, Medardo Purizaga y Freddy León.
Parece un milagro que estos enormes bloques de piedra hayan resistido a los atentados de aquellos años. Hay una historia que no pudimos constatar pero que muchos pobladores de Vilcas (como llaman a la provincia de Vilcashuamán) repiten: fue luego de que un atentado que destruyó las paredes de la municipalidad que se descubrió que esta había sido construida sobre una parte del Templo de la Luna.
El proyecto del INC intenta poner en valor el complejo arqueológico de Vilcashuamán, que empieza en Vischongo (donde se encuentra el Acllahuasi, el Palacio del hijo de Pachacútec, Amaru Inca, los baños del Inca y el Intihuatana) y continúa hasta la capital de la provincia. Los dirigentes y algunos pobladores han sido capacitados. Por ahora los más emocionados son los de Vischongo, pero la directora del INC espera que pronto la emoción contagie al resto.
Los pocos visitantes que llegan hasta aquí lo hacen con paquetes turísticos adquiridos en Huamanga, de donde salen temprano para retornar ese mismo día. La escasa y deficiente infraestructura todavía juega en contra del proyecto. «Primero vamos a terminar con las charlas y educación a la población, luego vendrá la reubicación de varias decenas de viviendas asentadas sobre restos arqueológicos, esperamos que con el reordenamiento, la infraestructura mejore», sostiene Marlene Mariscot. El proyecto del INC debe culminar en no más de dos años.
Los trabajos de recuperación buscan devolverle la importancia monumental al Templo del Sol, destruido en parte en 1533, cuando los españoles llegaron a Vilcashuamán y construyeron sobre él el templo católico San Juan Bautista, tal y como ocurrió con el Coricancha en el Cusco. Los conquistadores también derribaron muchas casas, cuyas piedras fueron utilizadas luego para los cimientos de sus viviendas.
Esta región fue –escriben Pérez, Purizaga y León– no solo un centro administrativo, político y militar fundamental, sino también un espacio mágico-religioso para los Incas. «El Ushno tiene implicancias religiosas, astronómicas y religiosas», precisan. Sobre el complejo de Vischongo, el cronista Pedro de Carbajal, cuenta que en la zona existió una guarnición militar de 30 mil soldados y un Aclla Wasi que cobijó a unas mil mujeres dedicadas al culto y a la nobleza.
Los primeros trabajos de restauración en Vilcashuamán comenzaron a inicios de los años 80, pero pronto tuvieron que detenerse. La violencia terrorista de entonces paralizó estos esfuerzos. La Comisión de la Verdad y Reconciliación reporta que «el punto culminante de los sucesivos ataques a los puestos policiales se dará en Vilcashuamán el 22 de agosto de 1982, cuando un grupo de senderistas armados bombardea el puesto con el saldo de siete policías muertos y varios heridos».
Con el actual proyecto del INC, se busca promover un circuito turístico entre Vilcashuamán y Vischongo que beneficie a más de 10 mil pobladores. «Nosotros vamos a poner todo de nuestra parte, pero el Estado tiene que poner el suyo, debe arreglar la carretera», dice Modesto Chuchón.
CLAVES
Fue tierra de la Nación Chanca
1. En 1533 los españoles toman Vilcashuamán. Pero hasta la mitad del siglo XVI este lugar fue considerado como un símbolo de poder.
2. Vilcashuamán fue un centro económico, político y militar cuya jurisdicción comprendía desde Uramarca y Andahuaylas hasta Jauja. En esta región habitaron diversos grupos étnicos como los Chancas, Wancas, Jaujas, Caviñas,etc.
3. Huaman es halcón y Vilcas sagrado, así que Vilcashuamán significaría Sagrario o adoratorio del Halcón.