Descubre la famosa ruta de Santo Toribio, el camino de Llata al Río Marañón.
En este camino te encontrarás con una caverna que se llama Llacuy, donde se aprecian estalagmitas y petroglifos que evidencian visitas muy antiguas, prehistóricas tal vez.
A 500 metros de profundidad, sin ningún punto en el trayecto vertical aparece, caudaloso y elegante, el Río Marañón, como un precipicio que seduce e intimida por la fuerza de sus aguas torrentosas y una profundidad sobrecogedora que ataca desde lo alto.
Mirando al frente, pasando el Marañón, se alzan cientos de campos agrícolas, delimitados por cercos vivos de pencas y matorrales. Las distancias son inexpugnables, parecen fáciles pero para llegar tienes que bajar hasta el mismo río y volver subir.
Pasados unos sesenta metros aparece un pueblecito con un desteñido cartel: Cochapata. Desde ahí puedes hacer un recorrido de 360º alrededor de Llata, un buen punto de partida al borde del acantilado, donde encontrarás una capilla de rejas con un rostro de Cristo de piedras, más conocido como el Señor de Rondos.
Abajo se juntan el Río Aco y el Río Tambos en un punto denominado «el puente de Taricay», es decir “el puente del encuentro”. Avanzando llegarás a un antiguo camino de herradura, un escarpado camino sólo para el tránsito de caballos por el que antes se partía hacia Huánuco.
Desde ahí podrás contemplar «Las Pampas del Carmen», una pendiente que suavemente se eleva hacia una explanada formando 6,000 hectáreas de terrenos cultivables sedientos de agua, que termina en un farallón que cae al río con una impresionante altura de mil metros en vertical.
Continuando el camino, luego de una estrecha quebrada y una cantera de piedra rosadas, puedes subir a Parhuarwilka. En la Fortaleza Yaruwilka, según algunos cuentos de la zona, se encuentra el único vestigio Inca al Este del Río Marañon.
Luego de un descanso en la reluciente casa parroquial de Llata puedes emprender la ruta «Llata – Río Marañón». Al partir, llama la atención el nuevo vitral de la parroquia Espíritu Santo de Llata, un gran ventanal de colores.
El vitral fue fabricado en Punchao, donde hay un taller parroquial que forma jóvenes, en oficios como talladores, pintores y vitralistas. Al salir de Llata puedes surcar el Rio Libertad para contemplar las pampas de Chuyas y del Carmen.
Seis mil hectáreas de campos agrícolas, con escasez de agua, nos presentan una infinita gama de pastos y tonos verdes. Desde el camino podrás ver la parte posterior de la capilla del Sr. de Rondos y el tramo que caminarán en «La vuelta al mundo».
Las malezas elevan su tamaño. Ya es zona templada. Los arbustos son gruesos y el río se calma formando remansos de agua tranquilas. Un camino de herradura paralelo a esta ruta presenta signos incas, posiblemente el Capac nani.
El río Zurria continúa y se estrecha formando un cañón de paredes verticales para luego desaparecer en un túnel que atraviesa la cordillera para llegar al Río Marañón.
El camino sube en curvas cerradas y se encuentra atravesando el río Zurria, ahora 200 metros encima siguen por un puente natural, que en realidad es un cerro de roca, para llegar al pueblo de Cochapata.
El farallón que deja el río Zurria tiene una vista espectacular, luego de haber atravesado Cochapata queda bajo los terrenos llamdos Jaria.
La salida del río Zurria al Marañón crea el espectacular sitio llamado Anglae. Farallones verticales por ambos lados y un ruido de una caída de agua que silencia los pensamientos y aviva la imaginación.
Esa hendidura geográfica, 300 metros debajo de Cochapata, es completamente tropical, hay hasta palmeras e insectos abundantes.
Para bajar al Río Marañón encontrarás una estrecha carretera, mantenida más con cariño que con tecnología, con una bajada estrepitosa, curvas cerradas y pronunciadas pendientes.
El Marañón se presenta más sereno e inmenso. El Colca es una pequeñez frente a esto. El cañón del Marañón se extiende hacia el norte por 1000 kilómetros, sus afluentes provienen de la cordillera Huaywash y de la vertiente oriental de cordillera Huascarán.
Cientos de pequeños afluentes como el río Zurria incrementan su caudal. El extremo norte corta en el pongo de Manseriche a la cordillera oriental y baja al llano amazónico para unirse al río Ucayali y formar el gran río Amazonas.
Desde las primeras curvas de la carretera Morca–Cochapata se ven tramos de la Serpiente de Oro, como llamó Ciro Alegría al Río Marañón, recorriéndolo de sur a norte.
Continúa la carretera con curvas cerradas y empinados tramos hasta que aparece el Túnel. Para ver este tipo de cosas en Europa tendrían que pagar 70 dólares, para ingresar a un lugar que se llama Disneylandia, aquí en cambio todo es natural, es increíble y mucho más emocionante.
El paisaje es múltiple desde este lugar, tienen al fondo el Marañón, atrás los farallones de Jaria, abajo un precipicio de 300 metros vertical.
Un camino zigzagueante te conducirá hacia la boca de un túnel. Cada cierto tramo encontrarás una ventana donde divisas un escalofriante precipicio rumbo al río. Si continúas por el túnel (unos 300 metros aprox.) sales a otra serie de curvas y pendientes que te llevarán a las insospechadas orillas del mismísimo Marañón.