El departamento de Puno, en el sur peruano, cerrará el año con un aproximado de 300 mil visitantes, diez por ciento más que en 2010, pese a las protestas que impactaron en la actividad turística a mediados de año, informó una autoridad regional.
La directora regional de Comercio Exterior y Turismo, Lourdes Abarca, señaló que se trata de un crecimiento significativo, producto de un trabajo conjunto con el Gobierno Central y los operadores turísticos.
“Antes teníamos esfuerzos aislados, ahora hemos trabajamos articuladamente en los tres niveles de Gobierno: central, regional y local. Desde Lima, nos han apoyado Promperú y el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo”, declaró a la Agencia Andina.
Recordó que una de las iniciativas destinadas a recuperar la imagen de Puno fue la campaña “Descubre un Puno mágico”, lanzada a mediados de octubre para atraer el turismo receptivo.
“Ha sido una campaña positiva para cambiar poco a poco la imagen de la región, que tiene una riqueza natural, arqueológica y mucha historia. Estamos a la espera del procesamiento de los resultados”, indicó.
Del total de visitas recibidas, un 60 por ciento corresponde a turistas extranjeros, procedentes básicamente de Francia, Estados Unidos y Latinoamérica.
La funcionaria dijo que en 2012 confían en incrementar el flujo turístico, teniendo en cuenta que muchos emprendimientos rurales que antes no reportaban sus ingresos de visitas por no estar formalizados, lo harán ahora ya que regularizaron su situación.
“En promedio, según cifras oficiales, los turistas se quedan en Puno 1.5 días; con la formalización de los emprendimientos rurales elevaremos la tasa promedio a dos noches”, manifestó.
La ciudad de Puno es considerada la capital del folclor peruano y, además del lago Titicaca, posee atractivos como las chullpas (torres funerarias) de Sillustani, los templos coloniales de Juli y Lampa, y Llachón, comunidad que aún conserva centenarias costumbres y manifestaciones culturales, entre otros.
Entre mayo y junio, las protestas contra la minería en Puno dejaron pérdidas millonarias para el turismo, una de las principales actividades económicas de esta jurisdicción sureña, que posee zonas altoandinas y de selva.