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Puno, los colores del Altiplano

No hay muchos limeños en Puno. Es curioso que cientos de entusiastas viajeros hayan estado media docena de veces en el Cusco o en Arequipa, sin haber pensado en conocer la capital del folklore.

El transporte no es obstáculo. Los pasajes domésticos son accesibles y hay ofertas con frecuencia. La infraestructura hotelera tampoco lo es: la de Puno es amplia y variada. Excusas frecuentes siguen siendo, sin embargo, el frío, la altura o el escaso panorama de atractivos.

El frío es la clásica exageración de quienes estamos acostumbrados al clima eternamente benigno de Lima. Pero en Puno el frío solo ataca de noche. Los días son más bien calientes, gracias al sol intenso que brilla en cualquier época del año, salvo en temporada de lluvias. La altura se siente más que en otras ciudades, es cierto, pero para combatir sus efectos basta seguir los clásicos consejos o consultar al médico. En cuanto a la oferta de actividades, no hay de qué preocuparse: Puno mantiene ocupados a sus visitantes.

A LA ORILLA DEL LAGO
No vamos a extendernos sobre las experiencias inolvidables que el viajero puede acumular en el Titicaca, pues este es un destino en sí mismo, mas evidentemente la presencia del lago es determinante para la ciudad erigida en sus orillas y este puede ser disfrutado aun sin navegar en él. Y no hay mejor forma de hacerlo que dormir muy cerca de sus aguas.

Los hoteles construidos al borde del Titicaca son una perfecta invitación al ocio. Cambie la vista al mar por la vista al lago y el resto es casi como estar en el Caribe. Las aguas azulísimas, el cielo despejado, el sol quemando la piel, la conexión con la naturaleza, la paz, el silencio, las terrazas que invitan a la reflexión.

El único esfuerzo que se requiere para disfrutar del lago a plenitud desde la orilla, es desafiar el frío de la madrugada para sentarse a esperar el amanecer, en una mano el café, en otra la cámara. Es un espectáculo que realmente vale la pena. Con un poco más de tiempo y afán exploratorio, una buena opción es dirigirse a la península de Capachica (a 62 km), donde los paisajes son tan hermosos como los que se aprecian desde las islas del lago y la afluencia de turistas es mucho menor.

SIN SALIR DE LA CIUDAD
La primera parada en Puno es la clásica combinación de las ciudades del Perú: la plaza de armas y la catedral. El esmerado trabajo en la fachada de la catedral de 1757 contrasta con la simpleza del interior, donde aparte del altar trabajado en plata poco llama la atención. Mas si su visita coincide con una misa o un matrimonio la experiencia será bastante colorida e interesante.

La plaza no es muy grande ni especialmente bonita, pero es perfecta para sentarse en las bancas a observar el movimiento urbano. Y es el punto de partida. Los atractivos turísticos de la ciudad, así como su mayor oferta de servicios, se concentran en tres cuadras a la redonda.

El museo Carlos Dreyer se recorre rápidamente y ofrece una interesante colección de arte y piezas arqueológicas relacionadas con la historia y la cultura puneñas. Uno de los focos de atención son las momias del segundo piso, rodeadas por una reconstrucción en fibra de vidrio, tamaño natural, de las chullpas.

A pocos metros del museo está la Casa del Corregidor, una de las casonas más antiguas de Puno, convertida en un acogedor centro cultural con galería de arte, tiendas de artesanía, librería y café. Es el lugar perfecto para descansar y, si tiene suerte, habrá alguna exposición o música en vivo, o tendrá la opción de conocer a alguno de los artistas locales que frecuentan el espacio.

Hacia el otro lado de la plaza se encuentra el Museo de la Coca. Si bien el local es pequeño y la exhibición muy limitada, cuenta con abundante información histórica, médica y cultural sobre la hoja de coca y su uso en el Perú. También alberga una colección de trajes utilizados para las danzas típicas que, si bien no tienen nada que ver con la hoja de coca, son el mayor atractivo del museo.

ALREDEDORES
Los restos arqueológicos más importantes de Puno, ubicados en las afueras de la ciudad, son las chullpas, imponentes torres funerarias construidas por la cultura Colla. Las más famosas son las de Sillustani, pero también son populares las de Cutimbo. Un tour típico toma aproximadamente tres horas y media.

Otro destino que puede conocer durante su estadía es Lampa. Encantador pueblito de casas rosadas y calles impecables, Lampa vale la pena especialmente por su iglesia de Santiago Apóstol, una bizarra combinación de arte, historia, capricho y excentricidad que hay que ver para creer.

Allá vamos
Cómo llegar: LAN Perú y Star Perú vuelan a Juliaca. En el aeropuerto hay taxis y minibuses a Puno (44 km). El viaje en bus desde Lima dura unas 20 horas.

Dónde comer: La Casona: www.lacasona-restaurant.com. Mojsa: www.mojsarestaurant.com.

Hospedaje: Casa Andina tiene 3 hoteles, uno al pie del lago. www.casa-andina.com. El Libertador tiene una ubicación ideal para ver el amanecer. www.libertador.com.pe

Por Mónica Villalobos – Vamos!