Por cada empresa que presta servicios turísticos de manera formal, existen otras tres que trabajan informalmente. Este es el estimado –gravísimo- al que llegan la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit) y la Cámara Nacional de Turismo (Canatur).
Así lo destaca un informe especial publicado por El Comercio, que da cuenta de la creciente informalidad que viene “pisándole los talones” a nuestro sector.
La oferta turística que desprestigia el trabajo de las 1,464 agencias formales de nuestro país va desde “empresas” que no entregan boletas a sus clientes –algunas, incluso, ni tienen infraestructura adecuada– hasta intermediarios que ofrecen circuitos por Internet cuyo trabajo solo consiste en colocar a los visitantes en agencias sin garantía.
Esto ha ocasionado que durante los últimos 12 meses Indecopi haya recibido 170 reclamos relacionados al servicio turístico por un monto estimado en S/. 281,000. ¿Y el trabajo del Mincetur? Imposible darse abasto para la fiscalización, con apenas dos inspectores para 780 agencias registradas en Lima Metropolitana.
Todo lo mencionado, sin considerar que el monitoreo se realiza solo a las agencias formales, como indica Héctor Velit, presidente de Apavit: “Nosotros hemos pedido más control, pero solo se fiscaliza a los formales y no hacen nada contra la informalidad”.
¿BOOM DEL TURISMO EN LA EDUCACIÓN?
Si las cifras de alarma desprestigian nuestra oferta turística a nivel nacional (El Comercio indica que en zonas como el Cusco, Arequipa o Nazca la informalidad ya es mayoritaria), lo que ocurre con las instituciones educativas que han nacido con el incremento del sector da para hablar: solo en el Cusco se han abierto ocho institutos privados que ofrecen la carrera de Turismo.
Como se informó en el suplemento Educación de El Profesional 388, este año hay alrededor de 9,000 estudiantes de turismo en todo el Perú. Y esta cifra va en aumento.
