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Pachacámac, Tradición en cuatro tiempos

Salir de esta urbe agobiante, aunque sea un momento, es el deseo de muchos apurados citadinos que pasan los días entre la contaminación y el estrés. Quizá el destino más propicio no sea otra ciudad, pero si esta es cercana y se halla impregnada de historia, con aire puro y con algunas razones para elevar la autoestima, bienvenida sea. Y es que no se trata de una de concreto, sino de aquella construida en adobe, que impuso sus creencias y tradiciones en gran parte de nuestra región.

Pachacámac resuelve la excusa permanente utilizada para postergar el escape, el tiempo y la distancia. Este distrito se encuentra a 25 km de Lima y, dependiendo el lugar de partida, se puede llegar a él hasta en 20 o 25 minutos. Se propone un camino bastante atractivo y si parte de Miraflores y toma la ruta que atraviesa Barranco y Chorrillos disfrutará la vista del litoral limeño.

PARADA OBLIGADA
En el Santuario Arqueológico de Pachacámac puede recorrer —a pie o en carro— las edificaciones construidas a través de los años por los diferentes grupos que habitaron el lugar. Primero estuvo la cultura Lima, que fue integrada posteriormente a los Wari. Fueron ellos quienes construyeron el templo de Pachacámac, en honor a aquel dios de energía creadora (según su significado quechua), al que se le atribuía la ocurrencia de temblores. Este pueblo se denominó más adelante Ychsma, y fue finalmente ocupado por los incas, quienes levantaron el Templo del Sol.

EL LADO VERDE
Penetrando las angostas calles del distrito, dándole la espalda al mar, se llega a la casa hacienda Los Ficus. La muestra de tradición en este lugar complementa el histórico recorrido realizado previamente. Aquí, además de conocer los huertos donde más de 25 tipos de lechuga son cultivados naturalmente, puede disfrutar de un ambiente de extrema tranquilidad, que solo es alterada eventualmente por algún relincho.

Luego de visitar a los potrillos y tomar un coctel de bienvenida, podrá disfrutar de un show completo del caballo peruano de paso. Expertas del tema explicarán el proceso de entrenamiento, mostrarán en detalle el apero del caballo (hecho todo a mano, en cuero y con detalles de plata) y enseñarán la elegante vestimenta de los chalanes.

Finalmente, tendrá la oportunidad de cabalgar sobre el caballo de silla más suave del mundo y disfrutar de una comida especial. En ella probará los cultivos del lugar, como las lechugas y las fresas.

Este tour lo propone Lima Visión junto con la casa hacienda Los Ficus, puede preguntar en su agencia de viajes por él.

Lo más novedoso de este paseo es que no necesita armar un grupo con varias personas para acceder a él. Basta con un interesado para realizarlo, cualquier día de la semana.

Por: Melissa García Montoya – Vamos!