Hablar de Pachacámac es introducirnos en las entrañas de la historia y observar cómo hace más de 10 mil años el hombre paleolítico ya transitaba por nuestro territorio. De ahí que las pinturas rupestres encontradas entre las pequeñas montañas de Quebrada Verde, Guayabo y Pica Piedra reflejen lo que sucedió en aquella época.
Hoy este hermoso valle celebra 476 años desde aquel momento en que los españoles pisaron sus tierras para producirse así el Encuentro de Dos Culturas, como lo llaman sus pobladores. Por tal motivo, su alcalde, Hugo Ramos, ha anunciado para los días 30 y 31 de este mes una serie de actividades culturales y sociales que acercarán a los visitantes a los principales atractivos de esta comunidad, ubicada a pocos minutos de la capital.
Tras la llegada de los españoles (1533), el valle perdió parte de su territorio y –pocos años después- pasó a llamarse Santísimo Salvador de Pachacámac. Luego, en la República (1825), el general Simón Bolívar lo elevó a distrito y años más tarde se le consideró municipalidad.
Distrito turístico. Ya en nuestros días, Pachacámac ha sido declarado distrito turístico por sus bondades ecológicas y su maravilloso patrimonio cultural. Su santuario es uno de los más importantes sitios arqueológicos visitados por turistas nacionales y extranjeros en Lima.
El Centro Arqueológico Cardal, ubicado en la zona rural del mismo nombre y que es un templo en forma de U, tiene una antigüedad aproximada de 3,000 años y fue testigo milenario de ceremonias paganas y de intercambios comerciales o trueques, que dominaban los negocios antes de la aparición de la moneda.
Visitar Pachacámac no sería lo mismo si el recorrido no incluye aquella pequeña pendiente rocosa y expresión natural llamada La Piedra del Amor, cuya leyenda cuenta que toda pareja que toca su superficie permanecerá unida por el resto de su vida. Y en este aniversario usted puede comprobar su poder.
El Dato:
En el Fundo Mamacona se puede apreciar la elegancia y el garbo del Caballo Peruano de Paso, patrimonio nacional
La huatia, la pachamanca y la carapulcra, platos típicos de este valle, son los favoritos en los restaurantes campestres de la zona.