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Mochileros, no solo el equipaje traza su ruta

Por su estilo de viaje, son considerados trotamundos. El mochilero es aquel turista que —con su mochila a cuestas y una guía turística en mano— puede recorrer varios destinos en busca de experiencias inolvidables de viaje. Los que vienen a Lima se concentran en Miraflores, Barranco y en el Centro, donde han proliferado los hospedajes especialmente diseñados para ellos, que popularmente se denominan “backpakers”.

No obstante, los entrevistados para este informe coinciden en señalar que son muy pocos los hospedajes que ofrecen un buen servicio y en la mayoría de los casos se puede encontrar un mismo empleado que funge de recepcionista, barman y hasta encargado de limpieza.

En realidad, son muy pocos los “bacpakers” en el Perú que son confiables y han logrado posicionarse en el mercado. Es el caso de Loki Hostels, cadena que hoy cuenta con hospedajes en el Cusco, Máncora y La Paz en Bolivia. Uno de sus dueños es Dror Tirosh, un israelí que llegó al Perú en el 2001 en plan de mochilero y luego decidió quedarse. En el 2004 se asoció con otros tres europeos para comprar una antigua casona en el Cusco de 35 habitaciones donde abrieron su primer “backpakers”. “Desde el principio nos dimos cuenta de que para diferenciarnos del resto había que ofrecer calidad en los servicios básicos como una cómoda cama y duchas de agua caliente”, dice Tirosh.

Luego se enfocaron en crear en su hospedaje un ambiente juvenil donde haya lugar para las reuniones sociales y las fiestas. Según Tirosh, en los “backpakers” el huésped debe encontrar casi los mismos servicios de un hotel de dos o tres estrellas solo que en un ambiente más divertido.

Para hacer más atractivos estos hospedajes también hay que sacar partido de las áreas comunes, como la sala de televisión e Internet gratis, un bar y una cocina que puedan compartir los huéspedes. “Allí los mochileros aprovechan para intercambiar datos de nuevos destinos y entablar amistades”, dice Miguel Hundskoft, gerente general de Flying Dog, cadena de “backpakers” que se creó en el 2000 y que hoy cuenta con tres locales en el centro de la movida miraflorina, además de un hostal en el Cusco y otro en Arequipa que este año se inauguró con una inversión de US$50.000.

¿Pero es rentable manejar este tipo de negocio? Hundskoft advierte que todo depende del nivel de ocupabilidad, pues como los precios que pagan los mochileros por alojarse son muy baratos (varían entre S/.30 y S/.45 la noche), se debe tratar de que un grupo de viajeros logre copar habitaciones de más de 10 camas para que así la ganancia se concentre en la cantidad y no en lo que se obtiene por cada huésped.

Dror Tirosh agrega que el 50% de los ingresos que obtiene un “backpakers” se gasta en pagar luz, agua y mantenimiento. “Por eso es importante ofrecer un buen servicio para que los clientes regresen. Si, por ejemplo, en el Cusco solo alojamos 60 clientes en un hostal que tiene 180 camas, estamos perdiendo dinero”, dice este israelí, cuyo primer local tiene más del 90% de ocupabilidad anual.

Fernando Razzeto, gerente de Pariwana Backpakers —hostal ubicado en Miraflores— dice que como la mayoría de los mochileros son jóvenes que vienen a Lima por una noche y luego se van a Machu Picchu, para aumentar las ventas hay que tratar de crear más sucursales en otros destinos. De hecho, Razzeto y sus socios están a punto de inaugurar un “backpakers” en el Cusco que tendrá 138 camas y más tarde piensan abrir otros hostales en el sur del país.

MÁS PROMOCIÓN
Hace seis meses José González obtuvo la franquicia de Che Lagarto, cadena de “backpakers” cuya matriz está en Buenos Aires y también tiene sedes en Uruguay y Brasil. Actualmente el local que administra en Miraflores tiene 60 camas y 30% de ocupabilidad, y con eso logra facturar US$10.0000 al mes.

Para captar clientes, González dice que diseñó una atractiva página web donde los mochileros al otro lado del mundo pueden hacer reservaciones y conocer los servicios que él ofrece. “A diferencia de años anteriores, es poco probable que algún mochilero llegue a tu hostal sin recibir previamente alguna referencia”, dice González, quien agrega que otro canal para darse a conocer es a través de Hostel World, Hostel Bookers y otros portales en Internet que se encargan de medir los servicios de “backpakers” en diferentes zonas del planeta.

Aunque quizá el medio más acertado para multiplicar el número de huéspedes es aparecer en el Lonely Planet, una especie de Biblia para el viajero que indica al detalle qué lugares son buenos para visitar. Miguel Hundskoft dice que cuando Flying Dog recién abrió se le hacía difícil conseguir clientes porque su hostal no era conocido. “Pero una vez que un turista nos incluyó en el Lonely Planet, empezamos a recibir mochileros de todas partes del mundo”, señala el gerente de una cadena que tiene 80% de ocupabilidad anual.

Eso sí, uno no paga por aparecer en el Lonely Planet sino que hay viajeros especialistas, cuyo trabajo consiste en visitar los lugares más atractivos de cada país para luego recomendarlos en esta guía internacional.

POCO IDENTIFICABLE
Prom-Perú ha tratado de saber con exactitud qué buscan los mochileros que visitan el Perú. Lamentablemente, se trata de una labor sumamente difícil, porque hay confusión al tratar de clasificar a este segmento de mercado por rango de edad y es un mito que siempre tengan poca capacidad adquisitiva.

En ese sentido, Publio Santander, presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viaje, opina que Prom-Perú no debería enfocarse en atraer mochileros si estos no generan un gran retorno de inversión para el turismo. “Eso se debe al hecho de que los mochileros casi nunca contratan los servicios de agencias de viajes, porque gustan visitar lugares por su propia cuenta”.

Claro que esto cambia cuando un negocio se enfoca en brindar servicios especializados para mochileros. Es el caso de Intej, agencia de viajes que tiene la autorización en el Perú de emitir el Carnet Internacional de Estudiantes (ISIC) que permite a universitarios extranjeros obtener descuentos de hasta 50% en pasajes, museos y albergues. Este tipo de turistas solo están dispuestos a pagar la mitad del precio regular de un boleto aéreo, dice Gisela Santana, asesora de ventas de Intej.

Roger Valencia, vicepresidente de la Asociación de Agencias de Turismo del Cusco (AATC), agrega que a los mochileros que vienen al país les gusta practicar turismo de aventura (como treckking y canotaje) siempre que se les ofrezca un paquete que se ajuste a su presupuesto. “Por eso, quienes busquen captar estos turistas deberían invertir en más restaurantes, cafeterías y bares que se adapten a sus gustos”, dice. Aunque eso no significa tratar de sacar dinero al extranjero a como dé lugar. Como dice el ex mochilero Dror Tirosh, este viajero no es tonto y si encuentra un lugar que no le gusta se va al día siguiente, pero si sucede lo contrario, puede quedarse por varios meses o asentarse para siempre.

SEPA QUE
Miguel Hundskoft, gerente de Flying Dog, señala que, a diferencia de lo que se piensa, el mochilero no siempre tiene poco dinero. “No es que este viajero no tenga plata sino que ajusta su presupuesto porque debe utilizar su bolsa de viajes en un período más largo”, dice.

José González, administrador de Che Lagarto, dice que la mayoría de mochileros que visita el Perú tienen entre 18 y 30 años, pero también puede haber gente de más de 50 años que quiere darse un respiro de sus obligaciones. “Generalmente son personas que están en una etapa de transición. Han salido del colegio, el servicio militar o la universidad y quieren hacer un largo viaje antes de encaminar su vida”, dice.

A los mochileros no les gusta contratar paquetes turísticos con itinerarios planificados, afirma Hundskoft, porque en sus viajes prefieren hacer largas caminatas, conocer lugares recónditos que otros no se atreven y conversar con la gente de la zona.

Dror Tirosh, director de Loki hostels, dice que los mochileros buscan que los “backpakers” ofrezcan mucha seguridad, porque ellos suelen viajar con laptops o cámaras fotográficas.

Fernando Razzeto, gerente de Pariwana Backpakers, dice que al Perú llegan mochileros de todas partes del mundo. Aunque en verano hay más europeos y en julio vienen muchos latinoamericanos.

LAS CLAVES
Las agencias de viajes no suelen firmar convenios con hostales, porque se obtiene muy poco margen por cada comisión.

En promedio el 30% de los ingresos que obtiene un “backpakers” proviene del bar y los servicios adicionales que ofrece.

Según los entrevistados, los destinos que tienen más potencial para abrir “backpakers” son Cusco, Lima, Arequipa y Máncora.

Por: Iana Málaga – Mi Negocio