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La clave para nuestro turismo es diversificar los destinos

Hoy se inicia –hasta el sábado– el XI Salón Internacional de Turismo 2009, en el Centro de Convenciones del hotel María Angola. Aprovechamos la oportunidad para conversar con Ana María Morín, gerente general de Destinos Mundiales y experta en la industria del turismo.

«Ingresé a la Universidad de Lima, pero la dejé después de dos años. No estaba contenta con la vida universitaria. Me gustaba más trabajar, así que cuando salí, por esas casualidades de la vida, una amiga me jaló a una agencia de viajes y ahí me enganché con el tema. Ahora tengo 32 años trabajando en turismo», resume.

¿Para qué ir a una agencia de turismo cuando se puede conseguir todo –pasajes y hospedajes– por Internet?
No se puede negar que la globalización ha crecido, pero creo que siempre existe un beneficio al ir donde un agente de viajes. Él es un asesor. Le pregunta a uno sobre sus costumbres, por qué motivo viaja, cuál es su presupuesto, etcétera. Y, a partir de toda esa información, puede darle mejores ofertas. En Internet todo es más frío. Digamos que uno viaja con la familia, el agente puede tener identificados los hoteles con más entretenimiento para niños. La mayoría de hoteles recibe niños desde los tres años, pero otros los reciben desde infantes.

La empresa que usted gerenta es una mayorista. ¿Cómo funciona?
Yo soy gerente general de Destinos Mundiales. Es una mayorista que usa contratos con operadores en el exterior para armar programas con líneas aéreas con tarifas preferenciales y hacer ‘paquetes’ para agencias de viajes minoristas que, a su vez, los venden a sus clientes. Es un trabajo muy diferente de lo anterior. Aquí, uno tiene contacto con operadores de todas partes del mundo. Es muy interesante conocer tanta gente de tantos sitios. Pero también es el trabajo más estresante de los que he conocido.

Lo divertido de este trabajo es viajar, ¿no?
Hay mucha demanda de viajes, salen de un momento para otro. No es, precisamente, un sacrificio. Muchas veces viajamos invitados por oficinas de turismo o por empresas que quieren que vendamos sus productos y nos tratan como si fuéramos gente muy importante (sonríe).

¿Cómo es visto el Perú en el ámbito del turismo?
Antes, uno mencionaba el Perú y era visto como un destino lejano. Ahora es algo concreto, la gente tiene en mente visitarlo pronto. Hace poco estuvimos en la República Checa, y en un palacio del centro de la ciudad había una muestra de oro peruano. Aunque era una muestra pequeña, los operadores checos con los que entramos en contacto sabían mucho de nuestro país, incluso de la gastronomía. Creo que estamos de moda.

El eje del Salón Internacional de Turismo es el agua. ¿Es una preocupación ecológica?
El tema es un mar de ofertas, pero también queremos crear conciencia sobre la importancia del agua en el mundo y en el Perú. Somos parte de un sistema. Cualquier recurso natural que se estropee nos va a afectar.

Otros países nos sacan ventaja…
Hace 20 años tuve una experiencia en Galápagos. En ese momento no había la conciencia ecológica que hay ahora. Pero los guías y guardianes, que eran pocos, tenían exagerado cuidado de que la gente no tocara a los animales. Cuando salíamos de excursión, teníamos que traer de vuelta las botellas de agua con las que salíamos. Y, obviamente, no podíamos fumar. Esto era hace 20 años, y cuidaban sus recursos porque sabían que si los perdían nunca los iban a recuperar.

¿Cuántos millones de turistas recibe el Perú? ¿Y cuántos podría recibir?
La cifra oficial de los recibidos es un millón 800 mil. Los que podrían llegar dependen de nuestra capacidad de diversificar la oferta turística. Porque, si se concentra en el Cusco, como sucede ahora, va a ser difícil seguir creciendo, por las propias limitaciones de Machu Picchu. La clave es hacer campaña para promover otros destinos.

El turismo tiene potencial, pero también es muy frágil. Los guías de turismo bloquean las rutas…
Es la gallina de los huevos de oro. Y lo toman como un recurso rápido pero, en realidad, lo que estamos haciendo es matarla. Hay que estudiar la problemática. Mientras más viaja uno al extranjero, más se da cuenta de todo lo que hay en el Perú. Hay países que, teniendo menores recursos que los nuestros, con asesoría en márketing, han logrado atraer a miles de turistas. Aquí hay arqueología, ecología, gastronomía e, incluso, una ciudad como Lima, que tiene un Centro Histórico muy bonito y que no es vista ya solo como un punto de paso.
Autor: José Gabriel Chueca
Peru21