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Fomentan ecoturismo en reserva privada lambayecana de Chaparrí

Diversas obras de infraestructura fueron inauguradas recientemente en el Área de Conservación Privada Chaparrí, a fin de fomentar la actividad ecoturística brindando una mejor atención a los interesados en visitar esta reserva ubicada en el distrito lambayecano de Chongoyape, que alberga especies de flora y fauna en vías de extinción.

El Centro de Investigación y Promoción del Desarrollo Sostenible (CIPDES), a través de la Fundación Ayuda en Acción, y la Asociación para la Conservación de la Naturaleza y el Turismo Rural Sostenible Chaparrí (ACOTURCH), ejecutaron obras tales como un centro de administración turística y producción artesanal, albergues turísticos y un centro de interpretación.

También, casetas de observación de aves, paradores turísticos y un puente colgante para facilitar y dar un mejor servicio a los visitantes nacionales y extranjeros que arriban a esta área de conservación privada interesados en disfrutar del turismo de naturaleza.

Heinz Plenge Sánchez, presidente del Comité de Gestión y Apoyo a la Reserva Ecológica Chaparrí, informó que unos cien campesinos de la comunidad campesina de Muchik Santa Catalina de Chongoyape son los beneficiarios directos de este proyecto, encontrándose articulados a la ACOTURCH.

Recordó que gracias al financiamiento de Ayuda en Acción y a la Junta de Andalucía de España, que invirtieron desde el año 2007 alrededor de 82 mil dólares, se realizaron actividades de implementación, capacitación permanente y acompañamiento a los comuneros de esta zona.

Reveló que en la reserva de Chaparrí últimamente fueron liberados dos osos de anteojos hembras para impulsar su repoblamiento en su hábitat natural.

«Los comuneros de Santa Catalina estuvieron a cargo de su cuidado durante su cautiverio», anotó.

Agregó que sólo a la osa bautizada como «Milagros» le colocaron un collar de posicionamiento satelital a fin de rastrearla y recopilar información confiable para entender su comportamiento en espacios naturales abiertos, así como para conocer sus rutas y fijar nuevos corredores biológicos en su proceso de expansión.

En tanto, señaló que a la osa llamada «Azulina», de tres años, no le instalaron el collar porque seguirá creciendo y podría asfixiarse. Para rastrearla se ha dispuesto que un guardaparque la vigile, explicó.

Finalmente, mencionó que la próxima liberación de otros ejemplares dependerá de los resultados de esta experiencia, tras detallar que en Chaparrí existen unos cincuenta osos de anteojos en cautiverio bajo el minucioso cuidado de los comuneros de Santa Catalina.