Santiago es una de las festividades más importantes que se celebra en el departamento de Huancavelica, como ocurre también en Junín. Es considerada la fiesta de los pastores y los animales. Las celebraciones son bien animadas, aun cuando no tengan la ostentación y brillo del valle del Mantaro.
Por ejemplo, en las comunidades chopcca de la provincia de Acobamba, hombres y mujeres lucen hermosos trajes y vistosos sombreros adornados con flores silvestres y danzan al son de tinyas (pequeños tambores) y cuernos de toros.
Las tinyas son tocadas por las mujeres y los cuernos de toro, llamados wakrapukus, por los varones.
Esta festividad es la ocasión para marcar o señalar el ganado (vacuno, ovino, auquénido), adornando sus orejas con cintas de colores.
La festividad, en realidad, es un homenaje a los wamanis (dioses tutelares de los Andes peruanos) para que protejan los ganados y propicien su abundancia.
Los festejos empiezan la noche del 23 de julio, víspera del día central. Grupos de jóvenes van danzando casa por casa invitando a los pobladores a participar de la celebración. Ellos van acompañados por los músicos que tocan la tinya, llungur (caña gruesa de metro y medio de largo), huacias y waqrapukus (corneta de cuero).
El día central empieza con la realización del pagapu (pago a la tierra o pachamama). Sobre una manta colocan hojas de coca, pedazos de “piedras” de oro y plata, botellas con chicha, aguja de arriero y cintas multicolores que luego son colocadas en las orejas de los animales.
Luego se realiza el cintachicuy, que es el evento principal de la fiesta. En pleno baile, los campesinos agarran uno a uno a sus animales para colocarle las cintas de colores en sus orejas, un verdadero espectáculo. En algunos pueblos les dan de beber un brebaje preparado con coca, llampu y otras hierbas.