Bogotá respira un “boom” hotelero. La cadena Marriott acaba de inaugurar un lujoso local en la capital colombiana y hay otros 16 proyectos en marcha de cadenas internacionales como Hyatt, Hilton y Estelar.
El Bogotá Marriott, de diez pisos y 239 habitaciones, es el primero de una serie de hoteles que la citada compañía estadounidense planea abrir en el país cafetero. En junio del 2010 empezará a operar el segundo también en Bogotá, así lo anunció el legendario Bill Marriott, presidente de esta corporación con presencia en 67 países, quien no suele asistir a las inauguraciones de sus hoteles, pero esta vez cortó la cinta junto con el presidente colombiano Álvaro Uribe. ¡Vamos! fue testigo de esta ceremonia que también congregó al salvadoreño Ricardo Poma, cabeza del centroamericano grupo Poma que tiene la franquicia de varios hoteles Marriott y administrará el de Bogotá.
Orientado al viajero de negocios, el Bogotá Marriott “busca darle más comodidad, tecnología y entretenimiento”, indicó Poma. Se ha pensado hasta en el mínimo detalle para que nada moleste al huésped. El sistema de las ventanas no solo no deja pasar ningún ruido del exterior, tampoco el más mínimo haz de luz a la hora de dormir. Y jamás se escuchará el golpe de las tapas de las tazas del baño cuando caen, pues bajan lentamente.
Cada habitación cuenta con televisores LCD de 37 pulgadas, caja electrónica de seguridad donde se puede guardar una laptop. También estupendas camas con colchones confortables, sábanas de algodón egipcio de 300 hilos y almohadas de pluma de pecho de ganso.
Además, el hotel ofrece un restaurante italiano y un sushi bar, piscina subterránea, gimnasio con equipos de última generación, spa, baños turcos. Destaca el diseño y la decoración de los espacios públicos, con gran colorido que dan calidez a este vanguardista hotel, que junto a una moderna torre de oficinas forman el complejo Bogotá Corporate Center.
EL DATO
El hotel está ubicado en la Av. El Dorado, en la exclusiva zona Ciudad Salitre. Precio: Habitación US$245 por noche
Por: Mario Mejia – Vamos!