Más de 400 pobladores y turistas nacionales y extranjeros se congregaron hoy en el parque arqueológico de Sacsayhuamán, en el departamento de Cusco, para entregar masivas ofrendas a la pachamama o madre tierra en agradecimiento y por el inicio del nuevo año andino.
Esta ceremonia, considerada como la más grande por la cantidad de ofrendas y el número de personas que congrega, se realiza cada 1° de agosto en una pampa aledaña a la explanada de la fortaleza y templo de Sacsayhuamán.
La ceremonia fue oficiada por Carlos Candia Muriel, antropólogo y «pampamisayoc» (título que se le da al sacerdote ritualista andino). El ritual se inició a las 12:00 horas ante la presencia de numerosos turistas, en especial europeos de nacionalidad italiana.
Se preparó un pozo redondo para realizar la gran ofrenda, luego, en medio de oraciones, se bendijo el material que fue ofrecido a la pachamama.
Posteriormente, cada concurrente depositó uno a uno sus ofrendas en el citado pozo circular, consistentes en flores, comestibles (en especial dulces) y bebidas de todo tipo, entre ellas la chicha de jora.
También abundante hojas de coca, elemento considerado sagrado por los andinos e indispensable en ritos de este tipo.
Candia, en sus oraciones, pidió a la madre tierra el advenimiento de la paz, también la sanación del planeta y el renacimiento de todo lo positivo de la cultura y valores andinos.
Como parte de los rituales de devoción, respeto y agradecimiento a la pachamama, gran parte de la población de la ciudad tiene la costumbre de echar pica pica y flores de color amarillo en el frontis de sus casas, saludando y pidiendo cosas positivas para el nuevo año andino.
Este culto ancestral a la madre tierra se practica en los andes desde épocas inmemoriales y podría decirse que es el último rezago de una parte de la antigua religión incaica o andina, que ha sobrevivido en forma popular a pesar de la denominada extirpación de idolatrías, impuesta por la Iglesia católica durante y después de la conquista española.