En los próximos cinco años, la cantidad de restaurantes de todos los niveles existentes en el país llegará a los 100 mil, lo que representa un incremento del cien por ciento en relación a los que ya funcionaban hasta el año pasado e implicará que se dupliquen también los puestos de trabajo relacionados con la gastronomía que actualmente están en el orden de los 320 mil empleos.
Así lo señaló el asesor de marketing de la Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega), Pedro Córdova, quien indicó que este año se debe cerrar con 72 mil negocios de comida funcionando en todo el territorio nacional.
En diálogo con la agencia Andina, Córdova señaló que el movimiento económico que registró la gastronomía en el país el año pasado fue del orden de los 12 mil millones de soles y que este año debe llegar a los 14 mil millones, según los cálculos de Apega.
Sin embargo, advirtió que el 70 por ciento de estos negocios todavía son informales y que muchos de sus cocineros y meseros no reciben las prestaciones sociales a las que tienen derecho por esta razón.
En ese sentido, señaló que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo debe intensificar su labor de fiscalización para promover su formalización.
Respecto a la afluencia de los llamados «turistas gastronómicos», extranjeros que vienen al Perú motivados y atraídos por su comida, Córdova dijo que este sector oscila entre el cinco y el ocho por ciento del total de visitantes.
“Son personas con mucho poder adquisitivo que llegan a través de agencias de viajes, lo que indica que el Perú se está consolidando como un destino gastronómico muy importante en el mundo”, subrayó.
En ese contexto, dijo que Mistura apunta a convertirse en la feria gastronómica más importante de Latinoamérica porque su característica especial es ser inclusiva y abrazar en su desarrollo a todos los que conforman la cadena de la comida, partiendo desde el productor que llega de su chacra a exponer sus productos con orgullo, pasando por el vendedor de melcocha hasta los restaurantes más renombrados del país.
No todo es el sabor
Córdova anotó que muchos restauranteros tienen la idea equivocada de que lo único que importa en este negocio es el sabor de su producto y que eso es suficiente, por lo que no le dan la debida importancia a la imagen y la presentación de sus locales, así como a la provisión de elementos que podría parecer accesorios pero que son indispensables, como los jabones líquidos y papel toalla, las servilletas y todo lo que implica el servicio y la higiene.
“Eso es parte de la producción de un servicio y no debe ser visto como un costo. Para que subsista un negocio de comida tiene que haber una buena práctica de manipulación de alimentos y una infraestructura adecuada”, remarcó y señaló que cada día el comensal peruano se está volviendo más exigente.
Reconoció que a los restauranteros peruanos les falta aún mucho camino por recorrer en el aspecto de la inocuidad de los alimentos a fin de mejorar su nivel.
Recordó, en ese sentido, que hace algunas semanas observó en una picantería muy conocida del Cusco dos turistas extranjeros abandonaron el local en medio de quejas porque la trucha que le habían servido presentaba signos de descomposición.
Cocinas regionales
El representante de Apega destacó también el fuerte movimiento de cocinas regionales que se registra en el país. Empero, dijo que en esos casos hay que trabajar mucho para rescatar los valores de cada región.
“No puede ser que encontremos un restaurante con una muy buena comida regional, pero que tenga cuadros con imágenes de fotos de Hawai o adornos de flores de plástico. Esas deficiencias tienen que superarse para mejorar el aspecto de estos negocios”, enfatizó.