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Áspero, a 15 minutos de Supe

Supe es un pueblo reservado. Parece haberse quedado congelado en el tiempo. Tiene sus bondades y maravillas escondidas, para que nadie se percate, detrás de las paredes, debajo del suelo. La mayoría de las casas son pequeñas, de una planta, algo despintadas por el salitre y la tierra. Las pistas están a medio hacer o a medio destruir, pero siempre con una energía especial que te invita a recorrer la ciudad, caminar en la playa o visitar el cementerio San Nicolás, construido en 1907, del que se dice que es el cementerio japonés más hermoso de América. A dos kilómetros de Supe está Áspero, una de las bondades de las que hablábamos al inicio: de las que están debajo del suelo.

EL CAMINO
Ásperos se nos ponen los cachetes gracias al sol y a la tierra que se levanta en este desierto con vista al mar. Ásperas sentirá también las plantas de sus zapatillas ni bien empiece a caminar. Áspero es el nombre de este lugar sagrado que complementa y ratifica la teoría de la importancia del mar para los antiguos pobladores del planeta y que tiene una gran relación con el sitio arqueológico de Caral, la ciudad más antigua de América. Áspero fue su puerto.

Dentro de lo que fue uno de los primeros puertos de América, se han encontrado restos de sacrificios humanos, pesas para la pesca, anzuelos, flotadores de mate, redes, flautas traversas hechas con huesos de pájaros, collares de spondylus y una serie de elementos que lo sorprenderán. Tan solo retroceda 5 mil años y empiece a alucinar cómo estas personas se las ingeniaron para elaborar lo que usted va descubriendo mientras pasea por Áspero en un par de horas. Hay cerca de 30 edificios y se espera seguir descubriendo más. Entre los monumentos más importantes están la Huaca Alta, la Huaca de los Ídolos y la Huaca de los Sacrificios. ¿Quién pensaría que hasta hace cuatro años había en este lugar un depósito gigante de basura con más de 8 mil toneladas de desperdicios?

El Proyecto Caral está haciendo todo para ponerlo en valor y para que las personas le den a Áspero ese lugar que tuvo hace mil lustros. Lo van logrando con paciencia, con la misma con la que desempolvan todos sus descubrimientos.
Por: Jack Lo Lau
El Comercio