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Inseguridad en Máncora atemoriza a la población y afecta el turismo

Mancora - Notiviajeros.com
“Yo me largaría de Máncora si no tuviera mi hotel. Si me quedo, es solo por mi negocio. Pero como turista no vendría nunca más”. Las palabras de Jurg Thommen, un ciudadano suizo que hace nueve años llegó al balneario norteño, sintetizan, aunque duela, una peligrosa situación en Máncora, uno de los destinos turísticos más importantes del país. “Acá ningún turista se siente tranquilo, los asaltan, les roban y nadie hace nada. Todos nos sentimos desprotegidos. No hay dónde acudir”, añade.

Él no es el único que se queja de la inseguridad que se vive en Máncora. Luisa Adrianzén, dueña de un conocido hotel, cuenta que el distrito se ha transformado en una zona donde hay que llegar al extremo de colocar rejas en las casas, poner tranqueras y contratar vigilantes particulares. Muchos ya no dejan la puerta de la calle abierta, procuran no salir pasadas las seis de la tarde ni transitar por zonas peligrosas, como “El Hueco”, la zona de la playa, el malecón o el camino al faro.

DESCONFIANZA PERMANENTE
Máncora tiene unos 15 mil habitantes y la mayoría no confía en la policía ni en el serenazgo, las dos instituciones encargadas de la seguridad en el balneario. Así lo dijeron ayer muchos de los pobladores y también turistas, durante una marcha pacífica que convocó a más de cinco mil manifestantes.

“La gente no va a la policía porque nunca ayuda. Llegan tarde a los lugares donde se cometen los delitos, archivan las denuncias, reciben coimas de los delincuentes, a quienes conocen, pero nunca apresan o los sueltan a las dos horas”, sostiene Magno López, presidente del Frente de Defensa y Seguridad Ciudadana de Máncora.

En respuesta, el capitán PNP Alberto Cueva Dioses, comisario de Máncora, reconoció que hace dos meses, cuando asumió el cargo, sí había malos policías. “Traficaban con terrenos, cobraban en los bares y prostíbulos. Sin embargo, ya hemos cambiado a ocho policías y estoy a la espera de que vengan cuatro más, pero de calidad”, informó.

Cueva y López coincidieron en que los policías no deberían permanecer más de un año en Máncora. “Tienen que rotar. Así se evita que se familiaricen con el crimen o que no cumplan bien su labor”, opinó Cueva.

PIDE MÁS PRESUPUESTO
El alcalde Víctor Fiestas Vargas, quien también fue víctima de robo y se sintió impotente cuando la policía hizo poco para ayudarlo, comentó que la municipalidad necesita medio millón de soles más en el presupuesto anual para destinar a seguridad ciudadana.

Actualmente, reciben 3 millones de soles. “Con ese dinero no podemos hacer mucho. Tenemos 15 serenos, pero deberíamos tener 50. Necesitamos cuatrimotos para custodiar las playas, un sistema de videovigilancia en los puntos más peligrosos y formar rondas ciudadanas”, solicitó Fiestas Vargas.

Sin embargo, si nadie actúa, el suizo Thommen augura que Máncora se convertirá en una playa abandonada. “El turista ya no vendrá más. Le dirán Perú y optará por irse a otro lugar, uno donde pueda relajarse y olvidarse de sus problemas, no tener uno más”, concluyó.

SEPA MÁS
En Máncora trabajan 15 policías; en tanto el serenazgo tiene 15 agentes, dos motos y una camioneta.

Aun sin estadísticas que lo confirmen, el presidente de la Cámara de Turismo de Máncora, Carlos Chunga, señaló que la afluencia de turistas al balneario por Semana Santa disminuyó significativamente este año.

El alcalde y un grupo de pobladores de Máncora llevarán al Ministerio del Interior y al Congreso una carta que informa sobre la situación actual del distrito.

El Comercio